La enfermera británica Lucy Letby, de 33 años, ha sido declarada culpable de siete asesinatos de bebés y seis intentos de asesinato en un hospital de Chester, en el noroeste de Inglaterra. El veredicto fue emitido por el Tribunal de la Corona de Manchester el viernes pasado.
Durante el juicio, la Fiscalía presentó pruebas que indicaban que Letby causó la muerte de cinco niños y dos niñas inyectándoles aire a través de una jeringa intravenosa mientras trabajaba en el Hospital Condesa de Chester.
Letby ya había sido sospechosa de estos crímenes desde 2018, cuando fue detenida por primera vez. Sin embargo, fue arrestada nuevamente en 2020 y acusada formalmente después de que la Fiscalía de la Corona presentara 22 cargos en su contra.
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Este caso conmocionó al Reino Unido, especialmente después de que las sospechas sobre la enfermera como responsable de las muertes de los recién nacidos se intensificaran en 2018, convirtiéndola en la asesina de niños más prolífica en la historia del país.
El tribunal también la encontró culpable de intentar asesinar a otros seis bebés utilizando métodos que incluían inyecciones de aire, envenenamiento con insulina y administración excesiva de comida.
La sentencia se dará a conocer el 21 de agosto. Sin embargo, el jurado no consideró culpable a Letby de dos intentos de asesinato y no pudo llegar a un acuerdo sobre otros seis intentos.
Los cargos por los que fue condenada corresponden al período entre junio de 2015 y junio de 2016, cuando ocurrieron las muertes inexplicables de recién nacidos en el Hospital Condesa de Chester.
Letby trabajó como estudiante en prácticas en el hospital público durante tres años antes de completar su formación en enfermería infantil en una universidad local.
Luego, Letby se especializó en el cuidado de bebés en la unidad neonatal del hospital, que atiende a unos 400 bebés cada año y dejó de aceptar a niños nacidos antes de las 32 semanas de gestación después de julio de 2016, momento en el que cesaron las muertes.
En 2017, un informe del Real Colegio Médico de Pediatras y Salud Infantil concluyó que no había una causa clara que explicara el aumento de muertes en la unidad a partir de 2014. Ese año hubo tres fallecimientos, ocho en 2015 y seis en 2016.
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